anoche soñé contigo

martes, 14 de abril de 2009


Desde la fábula, mito o leyenda de Ulises, que se hizo amarrar al mástil de su embarcación, para no taparse los oídos, pero sí los de su tripulación, al pasar frente a la Isla de las Sirenas, que esa palabrita... "sirena"..... se me ha metido en el alma..¡¡SIRENA!!.... ya el tan sólo sonido, que se produce al pronunciarla es magnífico, metafísico..."S I R E N A", me resulta musical, mágico...
Infante, nunca recuerdo el nombre, mi viejo profesor del Instituto Nacional, me hizo leer este libro, La Odisea y muchos más...a "Gabo", también le fascinó, y cuenta por ahí, que lo que cantaba el aeda Homero, y todos esos "cuentos", fueron su inspiración para "Cien Años de Soledad", y lo que vino después, aunque lo primero de lo primero fue "La Hojarasca", y a la que le costó 7 años de su vida, encontrarle editor, también que por supuesto sus mentores fueron John Dos Passos, Albert Camus y Defoe...de este último me extenderé más adelante pues vengo llegando de la Isla, donde estuvo el verdadero Robinson Crusoe (Defoe lo situó en una Isla del Atlántico, a pesar de escuchar del mismo Robinson, sus pellejerías en lo que hoy es el Archipiélago Juan Fernández)...... pero vinimos a hablar de sirenas, y la moto se me iba para otro lado...Las Sirenas, a mí también me embaucan, y hasta he soñado conquistando una, y después quedar pasado a ese olor a escamas, ¿pero que le hace el agua al pescado?...
Antonio, mi amigo literario me manda este bello poema de Sirenas, para variar, (español tenía que ser no más, para escribir tan poéticamente)....



LAS SIRENAS DE CHILE


Chile se hace oír a todo pulmón,

Chile tiende al cielo un sonoro lazo.

Con garganta ronca manda el mediodía

su voz estirada en un mismo horario.

Ágiles sirenas saludan al mundo,

cantan un poema con acento hermano

desde el norte seco al húmedo sur,

una franja angosta con hielos abajo;

al oeste azules y un mar de borrascas,

al este montañas y andinos barrancos.

Nunca oí un silbo igual, una voz

de alarma en aumento, un bemol tan largo.

Son como violines las rechinantes

notas, como ensayos de certeras manos.

No son campanadas que azotan al viento,

no asustan al aire golpes destemplados.

Son gritos agudos que se desentierran

para revivir cada día en lo alto.

A las doce en punto me llegan lamentos:

pumas viejos braman en pueblos y campos,

me lanzan mensajes teñidos de paz

hasta silenciar y caer exhaustos.

Yo, viajero errante, emisario amigo,

elegí quedarme con el candelabro

de mi noche hispana, para iluminarla

con los resplandores de rugidos largos.

Chile se hace oír, me llama con fuerza;

Chile se une a mí con sonoro abrazo.

Antonio Macías Luna

1 comentario:

Ana Luisa Valenzuela-Retamal dijo...

En el poema Las Sirenas de Chile,veo que su autor se refiere a las sirenas (pitos que suenan al mediodìa en las ciudades de chile).

Para un extranjero esta costumbre tan popular le ha llamado la atenciòn y a escrito algo tan simple , pero con una gran belleza y profundidad poètica.

Gracias Antonio, por enseñarnos cultura.