anoche soñé contigo

viernes, 10 de abril de 2009

SIGUEN LAS ANIMITAS, Y EN VIERNES SANTO....




Las animitas, y en viernes santo, pero...la inquietud literaria, la inspiración, te llega, y cuando te llega, no hay nada que hacer, si no sacarla a la luz, y aunque este relato de Ascensión Reyes es del 2008, a mí me viene ahora justo la idea de presentarlo, ...¿estamos?....
Sigue con las animitas, Ascensión, pero antes advertiré, y no lo hice en mi artículo al respecto, y más abajo, que siempre, pero siempre, han sido dedicadas a la memoria de alguien, que murió violentamente, dramática y trágicamente.
TAMBIÉN, UN DATITO...YO HABLABA DE LAS CARRETERAS, Y DE COMO LAS HAN HECHO DESAPARECER DE LAS MODERNAS AUTOPISTAS, YA QUE ÉSTAS NO SE VEN BIEN, Y ADEMÁS NO ESTÁN CONTEMPLADAS EN EL TRAZADO..BUENO, LES DECÍA QUE EN LA AUTOPISTA CENTRAL, EN UN TRAMO DE SÓLO 60 KILÓMETROS, HABÍA 89 ANIMITAS..¡¡89 ANIMITAS!!..O SEA MÁS DE UNA POR CADA 1000 METROS.
AHORA, CONSULTADOS LOS OBREROS AL RESPECTO, MANIFESTARON QUE TRABAJARON CON EL MAXIMO DE CUIDADO AL REMOVERLAS "NO FUERA A SER COSA, QUE SE ENOJARAN"..TAL COMO DIJERON A UN DIARIO DE LA EPOCA...
UNA MUY ESPECIAL, Y MILAGROSA,POR EJEMPLO, ES LA DE "ROMUALDITO" EN LA CALLE BORJA,Y A UN COSTADO DE LA ESTACION CENTRAL. ESTA OBLIGO A LOS TRABAJADORES NEGARSE A ECHARLA ABAJO, DADA SU VENERACION HACIA ELLA, Y ALEGARON EN SU DEFENSA QUE LAS MAQUINAS RETROEXCAVADORAS CUANDO TRATABAN DE ABATIR LA MURALLA, SE "TRABABAN"..
ES PARTE DE LA HISTORIA DE LAS ANIMITAS CHILENAS, QUE TAMBIEN TIENEN VERSIONES EXTRANJERAS COMO LA "DIFUNTA CORREA" EN MENDOZA-ARGENTINA...
AHORA VAYA ESTE "A VECES SUCEDE" DE LA INSPIRACION DE ASCENSION REYES....

"A VECES SUCEDE".


Hay ciudades en las cuales por costumbre su reposo nocturno empieza apenas cae el sol. Seguramente ello ocurre porque sus habitantes se levantan muy temprano, sobre todo en días lluviosos. Así aprovechan las horas de luz. En este caso me refiero a Puerto Montt, ciudad grande y populosa de la X Región. Internacional, en consideración a que es punto de enlace para acceder a lugares de increíble belleza natural promocionados por todo el mundo.
No estoy exenta de haber caído en su embrujo y todos los años, a mitad de verano, arreglo la maleta y teniendo la excusa perfecta, visitar a mis tías mayores, me voy de viaje por una quincena a degustar sus paisajes con sabor a mar.
En el convencimiento de conocer lugares y puntos de interés, he caminado y conversado con quien me dé información, para saber detalles que luego volcaré en mis crónicas. Alguna libreta antigua, boletas de compra o a veces un simple boleto de bus, me servirá para tomar notas improvisadas. Todo sirve para tal objeto.

De regreso de mis correrías, sacando ropas de la gran maleta que siempre me acompaña, ha saltado a mis manos una boleta rosada. En el dorso leo unas anotaciones. Hay un nombre: Fructuoso Mancilla. En cuanto al apellido podría ser con s ó c, da lo mismo, aunque aquellos que llevan ese apellido dicen que su letra determina el abolengo. Sepa Dios, mi madre es Mancilla con C y creo que lo determinó quien la inscribió en el Registro Civil.
Sucedió un día, estando en ese lugar tomé un colectivo para llegar a la parte alta de la ciudad a visitar unos parientes. En una cuesta bastante pronunciada, de pronto, divisé en la vereda que bordea el camino una verdadera población de casitas pequeñas. Pregunté al conductor acerca de las numerosas animitas a quienes recordaban en ese lugar. Me contestó que se trataba de un difunto, un tal Fructuoso, desconociendo su historia. Solamente se había enterado que era muy milagroso, razón para que muchos agradecidos le construyeran las diferentes casitas.
De vuelta a la casa de la tía, no me pude sustraer de regresar caminando hacia la parte baja de la ciudad, y así pasar justamente al sitio de la animita. Aunque no era hora muy avanzada, entre nueve y diez de la noche, casi no andaba gente por las calles; sólo se advertía el circular de automóviles y uno que otro bus cargado de pasajeros de vuelta al hogar.
En corto tiempo estuve frente a las casitas, todas iluminadas con luz de numerosas velas. En la oscuridad destacaban como una población en miniatura. Me paré a mirar por un tiempo indefinido, pensando en cómo saber toda la leyenda. De pronto una voz masculina me sacó de mis pensamientos.
-¿Conoce usted la historia de este finao?
Se trataba de un hombre de mediana edad, muy alto, vestido con una gruesa manta de color oscuro. En su hablar identifiqué al hombre de campo sureño, sus modismos y términos propios, muchas veces escuchados en Chiloé.
-No, realmente es la primera vez que vengo a conocer este lugar y me gustaría saber algo más del difunto.
Al mirarlo sólo pude divisar unos risueños ojos verdes que me inspiraron confianza, de tal manera que decidí continuar la conversación.
-¿La señora es del norte? Típica pregunta de un sureño: ¿de qué punto, en dónde se aloja y qué anda haciendo de noche por tal lugar? Una vez respondidas sus interrogantes, permitidas solamente en el sur, continué con mi propio interrogatorio.
Divisé de nuevo sus ojos sonrientes, dispuesto a contarme acerca del tal Fructuoso Mancilla.
-El hombre era un condenao. Güeno pa tomar, pa pelear y pa las mujeres…
Las luces de las velas y los focos de los vehículos habían creado un ambiente mágico acaparando totalmente mi atención. Su hablar, aunque campesino, poseía un grato timbre de voz que no me pasó inadvertido…
…y siguió contándome. “No se le escapaban ni las mayores. Cuando no se le ofrecían, él las tomaba. Ninguna se quejó después del acoso, solamente los maridos burlados quedaron agraviados, sin atrever a enfrentársele por temor a su carácter violento. Hasta tanto llegó su fama de pendenciero y enamorado, que un grupo de hombres cuyas esposas habían sido seducidas decidió eliminarlo. Y así fue, una noche de invierno entre varios lo atacaron y entre cuchilladas y golpes, terminaron con su vida. En la oscuridad de un camino poco transitado, quedaron sus despojos. Al otro día, alguien lo encontraría para darle cristiana sepultura”.
“El caso es que a la mañana siguiente los presuntos ajusticiadores no supieron del cadáver, nadie acusó haberlo encontrado, supuestamente había desaparecido. Algunos pensaron que se lo había llevado el Demonio. Otros, que sus delitos habían sido tantos que Dios no lo había dejado descansar en paz y su cuerpo debía vagar purgando las faltas. Desde esos tiempos la animita tenía fama de socorrer a cualquier persona en peligro y de conseguir favores casi imposibles”…
Cuando terminé de escuchar la historia, estaba realmente prendida del relato, imaginándome todo cuanto me contaba; por ello me costó asimilar el último comentario.
-¡Mi dama, ahora voy a parar un auto para que la lleve pronto a su casa!, es tarde y algo le puede pasar y no me lo perdonaría. En sus ojos vi un dejo de admiración que me gratificó y dejé que él me ayudara a subir al vehículo.
Di la dirección al chofer y luego miré por el vidrio trasero para hacer una seña de despedida a tan gentil hombre, pero en la acera no había nadie.
-Señor, dígame, por favor. ¿Usted vio al señor de manta que estaba junto a mí?
-Unos ojos curiosos y risueños me contestaron por el retrovisor. No, señora, pero si usted lo dice, puede haber sido el animita del Fructuoso… Y no pude sacar más información al respecto
DE ASCENSIÓN REYES-ELGUETA-AÑO 2008.


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