anoche soñé contigo

sábado, 18 de abril de 2009

VIÑA, TE LLEVO BAJO MI PIEL...




Me van a perdonar, pero lo que escribo es de piel, y por eso la canción que elegí para acompañar esta nota no puede ser más a propósito :
“Te llevo bajo mi piel”, que en inglés es algo así como I VE GOT YOU UNDER MY SKIN.
Por ahí creo pensarán por qué no Sinatra y esa canción que se cantó en Viña, etc., pero no, ésta elegí, y tengo motivos.
Caminar por Viña del Mar esta tarde de abril es para irse de placeres.
Esa tradicional Avenida Valparaíso con sus parroquianos a la orilla de las mesas sobre la vereda y frente al Samoiedo, extasiados con sus capuchinos, cortados o un simple Express, le dan a Viña un estilo, que se quisieran las Ramblas en Barcelona o la santiaguina Providencia, que ya resignó su opción ante el progreso..
Es que es nuestro estilo, provincial,coloquial, el de la charla sin apuros.
Por último el del “pelambre” con un cafecito, y no un café, hablando “de “fulanito” y no de fulano, y de mis “nietecitos” y no de mi nietos.
¿Cúando nos van a cambiar?.
Nunca pos mi viejo, nunca, si es el gen.
El que luego te irá hacer ir por un helado al frente, y caminar con ella, que es la razón de tu ser.
La tarde comienza luego a perder vitalidad pero no para irse a dormir, si no para entregarse a ese relajo propio de la decadencia del día, y con el parpadear de las luces públicas y del neón.
Es bello, y hasta ensoñador.
Después en el auto por Libertad, bajo esa frondosa espesura de plátanos orientales o como se llamen, pero que vuelven hasta elegante el ocaso.
Al final de ese trayecto la playa y el mar, y con la amenaza de la vaguada tan propia de la época, que se atreve y no, pero que te trae ese aroma a sal y alga, irrepetible en otra latitud.
Una Recta Las Salinas, vendrá luego, y que espera por más, digo por más gente, que gocen y miren, que para eso se le quitó hasta espacio a las Empresas ávidas ésas, que se querían hacer de esa franja, y que mucho obvian durmiendo la siesta, y olvidando que ¡¡sólo se vive una vez!!.
No, estamos en una ciudad que no se la debemos a nadie, si no a nosotros mismos, y que te inspira hasta escribir.
De retorno la pasada aquella del Cap Ducal, encendido como un buque y el Wulff, como saliendo de una leyenda.
Te llevo bajo mi piel Viña, y no te sientas celosa, ya hablaré de Recreo o de tu carnal Reñaca.
Por mientras gocemos esta tarde-noche sabatina, que deber “ser de culto”, y con una canción, suave y elegante como tú, y que “se lleva bajo la piel”.

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