anoche soñé contigo

domingo, 14 de junio de 2009

LA HISTORIA ES UN ETERNO AMEN....



El viejo, carismático, y jubilado para todos los efectos líder político, se sentó “al mando” de su escritorio de caoba, de tantas y tantas batallas.
Los objetos al final, reflexionó, adquieren algo de las personas que los utilizan, y al revés, éstas se impregnan de sus olores, colores, formas.
Entonces Hipólito Yrigoyen Amunátegui, tenía algo de ese escritorio, y de verdad.
Por ejemplo esa prosa señorial, que a pesar de sus casi ochenta años, se le notaba a la legua, era una prolongación del elegante mueble, que cualquiera no tenía.
Los nuevos Senadores y Diputados, él tantas veces lo fue hasta aburrirse, poseían en sus estudios, y en las Oficinas del hemiciclo, escritorios convencionales, de buen material, pero mucho más pequeños, y funcionales.
El de Hipólito era de dimensiones nada pequeñas y ocupaba la cuarta parte de su estudio.
Una vez sentado, su inconciente lo hizo estirar la mano a la caja de puros cubanos legítimos, que el médico, un camarada de partido, Raúl Vásquez Phillips, le tenía estrictamente prohibido, dada su angina, y la dependencia del tabaco crónica que lo había acompañado por toda su carrera y trayectoria de vida, desde que escondido fumaba en la leñera del chalet-mansión allá en el barrio Vitacura , al oriente de Santiago, cuando el Borderrío ni siquiera se soñaba, y su padre era un honesto Senador de la República.
Hipólito recogió la mano, e hizo como que fumaba, a pesar de sentirse ridículo.
En fin pensó, algo le atenuaba la ansiedad, aquel reflejo mas sicológico que físico.
Claro, a su edad, ya no había placeres posibles, salvo hacer como que se disfrutaba.
Imaginarse no más que hasta agua de la llave no podía beber, ni pensar en el alcohol, dada la batería de medicamentos para contrarrestar aceleraciones o bajas en el voltaje del marcapasos, la deficiencia renal, que lo tenía a punto de la diálisis, y la “Tía Betty”, que no lo dejaba ni a son ni a sombra desde hacía más de 30 años, y llamada senil, o sea no hubo como hacerle el quite.
La “Tia Betty”, tal como la bautizara Vásquez, coloquialmente, no era otra que la enfermedad de la buena mesa…la diabetes.
Bueno, este rápido perfil, y “parte médico”, para contarles que Yrigoyen, con "El Mercurio" sobre la carpeta del escritorio, más abierto que leído, más desparramado, que observado, y con más propaganda que lectura, meditaba esta mañana cerca de las once, en su despacho, sin tener que firmar ningún documento, sin tener ninguna cuenta que sacar, y hasta reunión por postergar o confirmar.
Definitivamente la política le había olvidado, nadie de sus camaradas lo “pescaba”, y salvo una sola invitación recibida durante los últimos 3 meses, y de parte de la viuda del ex Presidente Garibaldi, su amigo de toda la vida, y a una misa In Memoriam en su nombre, donde se encontró con viejos camaradas, no había más.
Las nuevas hornadas, le habían pasado la cuenta.
A él, que fuera 5 veces Diputado y 4 Senador, Ministro otras tantas, y de Hacienda más encima, y desde cuando liberales y conservadores jugaban a repartirse el país cada 6 años, y los parlamentarios, eran todos de apellidos con “erres” o como él, de profunda raigambre burguesa.
Claro, porque una cosa era ser noble y la otra burgués.
Asimismo caviló : hasta el día de hoy los representantes en la Cámara Alta y Baja, no son más que nietos de los mismos, y salvo contadas excepciones como el hijo del asesinado dirigente Martínez, un par de actores, de no tan “atorrantes familias”, y alguien del jet set picado a “famosillo”, el poder les estaba asignado hasta que este país fuera tal, o sea, hasta el fin de los días.
Hasta los curas, eran cómplices de tamaña realidad, y nunca, fueron un óbice.
Amén, hasta el día de hoy, el diezmo, el uno por ciento, y la entrega de parte de la herencia a la curia, era la llave maestra.
Los curitas comunistas ésos, los franceses, y los italianos, eran el porcentaje lógico, como en todo, de disonancia. Eran una regla confirmada por la excepción, y terminaban por ser “extorsionados”, ya sea por sus nexos con los comunistas siempre al borde de la ilegalidad, y por último por la pedofilia, también, desde el último reportaje aquel del cura, que dijo que la homosexualidad en el Seminario, se asumía, y éste a su vez era un pretexto para ser reconocido por la sociedad,más que por la vocación supuestamente religiosa, entonces que…
Por su parte esta verdad amarga, de que estaba a la deriva en su propio océano, que ya era un viejo “mercurial”, y que compraba el diario sólo para que formara parte de su estructura, tanto como el bastón, y la colonia Ideal Quimera, que nunca dejó de usar, incluso cuando fue Embajador, en Francia, la patria de los perfumes.
Bueno, ahora Yrigoyen se pasaba la cuenta a sí mismo, y no tenía nada que alegar.
El también había actuado así con los dinosaurios de su época, salvo que….
Pero al final, no podía dejar esto así.
Le quedaba energía y cordura, para tratar de cambiar la historia, y caramba que se había decidido a hacerlo.
¿Por qué dejar que todo siguiera igual?.
Además, en un par de años, con suerte y como máximo de vida por delante, le enterrarían, con la bandera chilena cubriendo el ataúd, pésames de los mismos que le cortaron la cabeza, y la viuda acompañada de los hijos venidos desde el extranjero por una horas, para darle el último adiós, e irse de este mundo sin haber hecho nada por quienes eran la clase numerosa del país, y a la cual siempre se les había sometido, y por familias, castas y generaciones completas…
Entonces, se dijo ¡¡no, no y no!!…se lo repitió, ¡¡lo haré!!, y aunque anónimo, no dejaré que la historia siga igual, que Chile siga con esa costumbre hipócrita de mancillar, explotar, y seguir eligiendo “para la tele”, cuando todo estaba amarrado…entonces no, lo haré, sí lo haré, lo requetecontra juro…
Se levantó, acto seguido en un esfuerzo supremo, se acomodó el chaleco del terno, y abotonó un botón que siempre se le desbocaba y caminó con decisión hacia la puerta, de dos hojas, abrió una, y llamó su fiel “nana”, que lo había acompañado por 50 años..¡¡”Eduvigis.—“, y con ese gritito suave bastaba, pues ya era tanta la comunicación, que ella lo adivinaba.
Llegó ella en un par de segundos entonces, y arrastrando una visible cojera, atribuída a su fractura de cadera, de cuando, harían unos tres años a la fecha, por evitar que un diploma de los tantos del ex Ministro, Senador, Diputado, Embajador, Intendente, y hasta Regidor en sus albores, del viejo partido “Provincial”, y patrón de toda la visa, se viniera al suelo, se inmoló, evitando que se hiciera pedazos, pero resultando ella la averiada.
--Bueno Eduvigis, le dijo, te he llamado porque quiero en este acto, poner fin por mi cuenta a tantos años de oprobio, sentar un precedente, y demostrar que Yrigoyen está con el pueblo, que lo nuestro han sido años, décadas, siglos de gozo, y de turnarnos en el poder con los otros, que son los mismos, y cuando uno se mira al espejo con sus rivales políticos, y se ve igual, entonces es que somos sólo turnos y no alternativas…Por eso Eduvigis, continuó, y la miró de soslayo, ni siquiera de frente, te he llamado para testimoniar , y por tu intermedio a todo ese mar de chilenos, que máximo, sólo han tenido acceso a ser dirigentes de Curso, y de Juntas de Vecinos, y como cosa extraordinaria Presidentes de un Club Deportivo de barrio, pues hasta los clubes profesionales ahora son dirigidos de nuestra descendencia…entonces Eduvigis, confío en tí, y te hago entrega plenipotenciaria, de mi máximo secreto, y para que transmitas esto a las generaciones venideras de "sometidos", y les digas, que…: ¡esto nunca cambiará, y que quienes nacieron para Príncipes, Presidentes y Dignatarios, morirán inexorablemente como tales, por "ambas y por mangas", y que los mendigos, irremisiblemente vivirán de la caridad, y que la clase media, m"hijita por Dios, está condenada como Sodoma y Gomorra a morir de inanición”…dicho esto, y quizás contraviniendo para efectos literarios a quienes me lean, y haciendo pedazos lo que es la estructura de un cuento, por lo de impensado que debiera tener el final, y que aquí he preanunciado…continúo :..volvió al escritorio, abrió el primer cajón, y con Eduvigis, detrás como una sombra, estiró su mano para sacer un viejo, un raído ejemplar de “ El Príncipe” de Machiavello, que a la sencilla nana, le sorprendió no por el nombre, ni la tapa, si no porque estaba lleno de anotaciones como esas viejas biblias de evangélicos provincianos, y con lápiz verde, a los costados, reconociendo la letra de él, y en forma de anotaciones al margen, que increíblemente sólo repetían la milenaria palabra : amén, amén, amén.
(A la memoria de la profesora Maruja Taboada,una luchadora inclaudicable por la igualdad)

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