anoche soñé contigo

viernes, 15 de julio de 2011

DISQUISICIONES AMATORIAS DE UNA TARDE INVERNAL CON GUANTES VERDES (EDUARDO OSORIO A MO)





FASE UNO

Aquí estoy con manos de paralítico, la vista nublada, y la radio del auto a todo dar,
No se cual es el límite entre la cordura y la incordura, y aceptaría encantado cualquier cosa, menos sacármela a ella de la cabeza, mientras dan la verde en Viana y Plaza Sucre……
La mente es poderosa y se atreve a reinar, hasta dominar el corazón.
La sangre automática, borbotea en mis venas, azul venosa, como estampida,
hasta reciclarse en arterial, sacudiendo cada uno de mis sentidos, y cruzo la frontera, de allá para acá o viceversa…
El rojo parpadea, y retumba el eco, hasta prosternarme en una canción de Diamond, como a mis dieciséis…
Hace poco, que una helada amanecida, ha deshecho la concavidad que convexamos…
Un café hirviendo como mi líbido y un par de tostadas luego de la ducha.
¿qué más podría ofrecerle luego de la intensa aventura talámica que me dejó inválido?
Dos esquinas más allá, “niña, pronto serás mujer” de Diamond, suena estridente…

FASE DOS

Dormitorio durante un trimestre.
Cumplo la condena sagradamente, y no quiero indulto.
Es, de paredes verde manzana, la cárcel ideal para desayunar sexo, biodegradable diría…
Ni los fuegos del infierno, o el paraíso soñado, alcanzarían para rozarnos en la carrera sin límite al
Imperio de los sentidos…
Marcamos el paso,
Subimos el ritmo, hasta la coprolalia amatoria, y el papel de artistas representamos.
De una peli erótica, acumulo tramas, una experiencia malgastada, que al final no necesitaba…
Reina al final, la inteligencia salvaje de la reproducción en oleadas de morbo, y de un pacífico masoquismo para hacer durar la vitalidad detonada…

FASE TRES

Esplendor marchito,
acabo diciendo.
La fatiga material se apodera de mi cuerpo,
Mientras la mente aún cabalga salvaje, sacudiéndose mi líquido vital…
Tropel de gustos.

FASE CUATRO

Nunca piso terreno firme con ella,
Hasta el parquet es movedizo, la alfombra y la cama escaldasónica…
Me miran desde el velador, una mineral ebullente, y el reloj voyerista de números atrasados,
que la acostumbró a gozar hasta el último minuto, ni a dejar una gota de sudor sin estrujarla…
Fruto de mi ceguera, encontré la luz con ella…

FASE CINCO

No deberíamos ahogarnos
Sabemos nadar en el enjambre, diestros como angeles caídos…
Su llegada después del baño, es como proseguir un libro con la página marcada…
A lo que vinimos…


FASE SEIS

Acto final desesperado, sin mirar el velocímetro…
Domador o jinete, me ciño a su espalda final, y me asfixio como la Atlántida,
En el mar de su placer, y su mirada alienada…
Mi inmenso yo se paladea, y el ello lo mira no más…
Saco el periscopio luego, para mirar la superficie, y sólo veo su isla…
Nado hacia ella, junto a mi ello, mi yo y mi super yo,
Todos juntos ¿qué importa?...

FASE SIETE

Llegado el momento la estoy amando igual.
Llegado el final, con ella sentadita, y mi monstruo hirviente haciendo puntería…
Volveré a reflotarme, y me abrirá la ventana y la puerta de par en par.
Al capricho de mi líbido de montaña y todo terreno, que se aprendió sola…

FASE OCHO Y FINAL

El misterio es demasiado misterioso,
El terror demasiado terrorífico,
El frigorífico demasiado frío,
El horno demasiado caluroso,
y el amor demasiado ingenúo…(Eduardo Osorio, invierno 2011)


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