anoche soñé contigo

domingo, 22 de agosto de 2010

EL MUNDO ESTA LOCO, LOCO, LOCO...




Otra vez una tarde de domingo invernal horrible.
Entra, por la ventana de mi escritorio, la pálida luz amarilla-grisosa de la tarde, y escribo, ahorrando energía eléctrica para la noche.
Escucho la Oasis, y la voz Enrique Guzmán se continúa con Gianny Morandi, dándole una adrenalina colérica al ambiente de mi espacio escritural, que milagrosamente se desboca en la tarde del día que eliminaría por decreto de mi calendario. Allá los que lo hayan delicioso, rico o aguantable.
No sé tampoco si esos domingos sesenteros en Llolleo, viendo “El mundo está loco, loco, loco” de Mel Brooks, en el Cine de la Plaza, espérate a ver como se llamaba…ah, ya me acordé Rex, ¡eso es!…eran más depres…pero de que eran feas en esa época, sin duda aborrecibles es verdad, y los Mac Vicar mientras, cuando volvíamos con mi hermano comentando las peripecias cómicas de los actores, cuando la gordura era motivo de risas, aunque todavía lo es, cargando su camioneta para volver a Santiago, eran el acabóse, bajo la llovizna, ufffffffff, mientras nuestra abuela, nos esperaba con las onces servidas, y mi padre cargaba la nuestra con los bolsos, y la Selección del Rider”s, que había leído en la noche anterior, y de la colección de mi abuelo Guillermo, se quedaba abierta sobre el velador del dormitorio de visitas, que él una vez marchados nosotros, retornaba al anaquel de la biblioteca, mientras la soledad llegaba de su salida dominical a hacer su trabajo, igual que una empleada puertas adentro vuelve de su feriado…uffff de nuevo.
Comenzaba a anochecer cuando la colonia o perfume de la madre de mi padre no se iba todavía de mis narices, y hasta un poco de su rouge advertía en mi mejilla producto del último beso…guardándomelo para el viaje, como un sabor de nostalgia, y cuando ya habíamos salido a la carretera que hoy yace oculta por pinos y eucaliptos, olvidada y pisada de vez en cuando por cazadores furtivos, mientras la nueva, que recorrí hace poco, cobra peajes cada 30 kilómetros a los automovilistas y cuatroporcuatroceros.
Hace poco llegué por Llolleo, recaudando votos para una campaña política, y está igual, igual de feo, jajajaja, pero con locales comerciales usando la estructura de las casas de veraneo de la época, olorosas a humedad y del aroma de plantas y flores propias de ese clima como hortensias, geranios e hibiscus y con grietas a la vista, y bueno….se me ocurrió pasar en un día domingo como hoy más encima, depresor como él solo, por la calle Pío X, a una cuadra de la plaza y del Cine que ya no existe y hoy es un Gym, vacío a esa hora, y traté de ubicar la casa de mis abuelos, entre frontis de tiendas, y también de vetustas viviendas tipo costero, y para mi sorpresa ya ésta no existe, sino es un sitio eriazo, producto de temblores y terremotos de estos últimos 50 años. Fue una postal dramática, y detonadora de imágenes muy de Alzheimmer por lo frescas en contraposición a las recientes, que olvido como si nada…
Bueno, lo más extraordinario es que la casa de los Mac Vicar está en pie, y su antejardín de setos de pinos está igual…con hortensias entremedio, y los infaltables geranios que su madre cultivaba con esmero cuando cada fin de semana iban por ahí..
Entré, por la puerta de madera del jardín, pequeña, y que en ese tiempo me llegaba al hombro y hoy ha bajado a mi cintura casi, y dije Aló…fuerte, estentóreo, y me quise morir cuando una anciana, doblada, pero con su rostro particular, inolvidable, y madre de Gabriel nuestro amigo coetáneo de la época, salió a atender en la galería previa al living…pero no hubo mucho que hablar, sino a través del lenguaje de la emoción, las lágrimas y un “soy yo tía”…”sí hijito, Eduardo..te reconocí por tus facciones iguales a las de tu padre, pareces mellizo”…y una carcajada sirvió de almohadilla en el abrazo fraterno de la tensión inicial…al cabo de un rato instalados al lado de la chimenea, me dio otra sorpresa como que está muy vigente intelectualmente a sus 95, que hace las cosas de casa, y que Gabriel, el hijo único, mimado, pero buena onda, con el cual íbamos a la playa, al cine, a la plaza, y a tirarles el churro a las cabras de la época, vive con ella, canoso, y gordo, y…separado igual que yo…jajajajaja, y ha retornado al nido…su padre muerto, y por supuesto viven definitivamente en lo que era su casa de veraneo..
Bien, no puedo terminar esta crónica sin advertir que se reconoce alcohólico inveterado, y un tufillo particular le acompaña día y noche, pero sigue siendo el niño de entonces, por lo que creo, que la vida, la niñez, la adolescencia, la amistad y males como ése, son parte de un misterio que estas tardes de domingo, se dejan investigar o al menos acariciar por la memoria, y recorro sus jardines, como si fuera ayer, mientras por otra parte olvido donde deje el celu, o las llaves…..

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