anoche soñé contigo

lunes, 8 de marzo de 2010

EL LUNES LO BORRARIA DE UN "PLUMAZO"




Definitivamente el día lunes nos tiene atemorizados.
Nos acorrala, con su carga infesta de locales cerrados, donde el sábado o el domingo tomamos helado, y ahora los mozos trabajan en su interior, sin abrir, comentando los partidos de fútbol del fin de semana.
Los lunes cuando pequeño, a primera hora, y cuando la mayoría de mis amigos dormían, caminaba un par de cuadras, a veces bajo la lluvia y hasta nieve, para que un vecino, que tenía un Chevrolet modelo del “47, en todo caso un lujo para la época, me llevara hasta el Instituto Nacional de Santiago, desde Vitacura, y cuando no se popularizaban los tíos de los furgones amarillos, debiendo soportar su segundo cigarro de la mañana, o quizás el tercero o el cuarto, dentro de la cabina, y lo que le pasaría la cuenta años después, por eso también odio el lunes…
Mi madre los lunes, y a la vuelta de ese aciago día de la semana, al almuerzo, que me servía a eso de las cuatro, me obligaba a comer porotos muy sabrosos para el resto, pero que ahora recién dada mi edad, he soportado, por lo beneficioso para alguien que ya debe ir tomando precauciones y alimentos ricos en fibras, pero que en esos días que se esconden en los parques de mi memoria, venían acompañados del insoportable aroma propio del caldo en el cual se cocinaban, más un ruido incesante de la lavadora, con la carga de ropa encochinada el fin de semana, por las peloteras, las subidas al Cerro Manquehue, los porrazos en la bicicleta, y hasta las manchas del pasto verde de la plaza, cuando ya acostumbrábamos con la Andreíta mi vecina y amor casi platónico, en la tarde- noche del sábado, estirarnos sobre la alfombra de lawn grass y hacernos arrumacos, mismo pasto que recortaban también los lunes los jardineros municipales llevándose con ello las experiencias, secretos, y hasta pasiones púberes, en sacos, que según averigüé, eran luego alimento para algunos animales del zoológico…
El lunes me sulfura con sus bocinazos, y caminares cancinos de quienes abúlicos concurren hasta sus benditos trabajos, y envidian a los mecánicos o maestros chasquillas, que hacen del día un “santo”, y no tienen que darle explicaciones a nadie, me revienta…
También cuando las noticias traen la fluctuación del dólar, de los cuales hace tiempo no veo un billete, o de la UF, o la climatología de todos los días de la semana, mediante farandulescos meteorólogos, aunque ahora desconfío de la seguridad con que se presagia un día soleado para el miércoles, si los mismos no presagiaron un maremoto, y con el agua hasta el cuello…
El lunes hasta las iglesias permanecen cerradas , generalmente, si no es para albergar misas de difuntos, con lo que ya no son ni siquiera una alternativa optimista para enfrentar las disquisiciones de la vida, aunque habrá quien me lea, y me diga que la muerte es el paso previo a la vida…
En fin, como te escribo, que el lunes es el cáncer incipiente del ánimo, y el lugar temporal donde se cultivan las depresiones que semillaron las tardes del domingo, y si de mi mano estuviera, lo borraría de un “plumazo” del calendario. (E:O:)




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