anoche soñé contigo

martes, 21 de junio de 2011

Hoy comenzó el invierno y de que manera…


Balanceándote con el frío después de la lluvia, con la música de Chostakovich en tus venas, porque todo es una sola creación, aunque no lo conozcas; riendo por si acaso ante los miles de ojos del invierno, a 18 mil kilómetros de la luz, un verdadero impala de la sábana africana, ninfa, alucinación sexual, vas a los brazos del tiempo, con tu paraguas de emociones…
Se mueven los ojos de los que a bordo de los inventos, dominan el paisaje que completas, y la música vuelve ahora, para excitarte, como una cascada, un tsunami del alma…
La música ésa, que es la misma aunque con otro tam tam, o que se yo, pero que ha estado ahí por miles de años terráqueos, y que se desintegra como una estrella fugaz cuando las escuchas de verdad, y no la imaginas, entonces ahí acaba…el milagro de la creación y de la imaginación aparejada…
Te estremeces luego con el frío, mientras aún recuerda las ostras de anoche, y las rodillas tienden a flaquear, el viento horada tus oídos y la punta de la nariz, trayendo olores a lavandas, rododendros y jazmines de España, coquetea, con su alma femenina de órgano sensual…
Las notas de la música, atracadas a la altura de un muelle, o en la cima del Himalayas, da lo mismo, lo mismito, con frases atravesadas, que dicen mucho o desdicen, ¿quién sabe?...
Baila, baila, con el sexo ditirámbico , en tu sueño dorado, acariciando la fidelidad prometida…
Tu motor es un mosquito, y el alma queda atrapada en la evanescencia de la foto mental, y en el ardor de los celos, cuando hasta todas las razas parecen celosas de tu alegría…
Hoy comenzó el invierno y de que manera…

lunes, 6 de junio de 2011

POR AIRE, MAR Y TIERRA. Eduardo Osorio.




La cara blanca del mimo Marceau, que todavía la embelesa,
la estrella brillosa, que se ve a través de la pared,
y el techo humilde pero sin goteras.
El regazo donde acurruqué mi cabeza.
El parlamento de sus ideas, debatiendo proyectos,
y hasta la sicóloga del lunes,
luchando con su espada contra los fantasmas.
Hablando sin cesar de los trazos de realidad,
Mientras allá afuera la lluvia horada la tierra,
Sacando a la luz el cuarzo energético,
Y los tormentos de la duda se retiran de a poco,
Antes de que la palabra definitiva salga de los labios,
De que el sol amanezca después de la lluvia,
Como el vuelo de las últimas tórtolas,
O la salida de su madriguera del zorro, hambriento y amante solitario.
A la explanada de Macondo, se llega por aire, mar y tierra,
ya que los sueños son todo terreno, cuatro por cuatro, y todo lo alcanzan. eoa.