anoche soñé contigo

miércoles, 10 de febrero de 2010

EN NUESTRO PAIS TODO EL MUNDO ES ENEMIGO





Cara al viento, he llegado a la conclusión muy concluyente que la
tardes de los sábados, una UTI de la semana, son más depres que lo que
aparentan.
Los neones, con sus titilantes luces, y apetitos consumistas, absorben
a los escasos viñamarinos en las temporadas bajas. El caminar por
Arlegui por ejemplo, tipín 21 horas, y cuando el viento forma una
corriente de aire bastante peligrosa y que manda a casa a quienes
tienen por quien vivir, es la muestra de lo que asevero.
Miro hacia las partes altas de los edificios, cuyas oficinas apagadas,
hacen verse muy tristes a los departamentos contiguos habitados, e
imagino esos pasillos iluminados agonizantemente por tubos
fluorescentes cagarutados de moscas, y cadáveres de zancudos del
Estero, formando el entorno de familias que vuelven del paseo del
perro, y se encierran luego a revisar la televisión, o le echan la
última mirada al Mercurio dominical de la semana pasada, que todavía
ofrece columnas que sólo se leen al final y para justificar el gasto.
Luego la vista mía vuelve al horizonte, para irse con automóviles que
carretean desde el viernes, o jueves tal vez, y cuyas luces aunque
modernas evidencian un agotamiento, igual que la caras de sus
conductores, como los de los colectivos que recogen a quienes luego de
recorrer las góndolas de los supermercados, ojalá topeteándose con sus
semejantes en busca del afecto perdido, vuelven a casa cargados de lo
indispensable para descontar una semana del inexorable calendario
terráqueo…
Hace unos años, justamente debutaba como reportero e intentaba cazar
noticias, los días que como éstos, los periodistas contratados en los
medios, descansaban de carreteados “previos”, mientras los nuevos
mediante turnos free lancer, tratábamos de ganarnos un cargo y nombre,
y lo que todavía no logramos en su mayoría.
Se imaginan, fabricando titulares cuando en una ciudad como ésta, y
esos fines de semana, no ocurre absolutamente nada rimbombante, salvo
en la tarde del Domingo, cuando los de la Sección Deportes, vaticinan
los resultados de los equipos de fútbol que hacen botar la adrenalina
a los hinchas en Sausalito o en Playa Ancha, y mientras llegan por
radio los aprontes en el sur cuando, lluvia o nieve hacen peligrar la
programación y la entretención chilensis.
Creo que hasta ET se deprimiría en la tierra de los rayos de sol
tangenciales, con tal panorama.
Es ahí, en una fecha como ésa, es que encontré en la calle mencionada
a un antiguo columnista del Diario más antiguo de Chile también, con
cara de funeral.
Recién le habían despedido, después de cuarenta años de escribir
acerca de la subida del dólar hasta formar parte de escuadrones de
fusilamiento ( y no es chiste).
El tema fue que, a la hora del resumen, confesó una entrega total a lo
único que hizo durante toda su vida, que tanto le gustaba, y nada más,
incluso ni su cama.
Estaba vigente, su memoria y nemotecnia intacta, las mentiras
criteriosas al tope, los titulares al borde de la ética clasificados,
los off the records guardados con clave secreta, las infidencias, los
fuera de contexto, y unas ganas no tan locas de saberlo todo en
aparente orden, y lo suficientemente atento para quien le seguía la
ruta y sus columnas como yo, y dejarle una muy escalofriante frase :
“En nuestro país todo el mundo es enemigo”.
Juzguen ustedes queridos lectores. (Eduardo Osorio)
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