anoche soñé contigo

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO CON SACARINA….




Endulzo en la tierra de los ingleses de Sudamérica, y con sacarina , sabiendo los riesgos que conlleva, mi taza de té, que es una tintura fragante, pero “horniman”s tea”.
Mamá me extorsiona por mientras a ver la televisión , aunque la abomino, este domingo tarde, en que me acompaña, pero en fin, …..
Me recomienda para sintonizar y lanzarnos en la búsqueda del tiempo perdido, una saga nacional, mala y ridícula, de lo que hacen en Inglaterra con los talentos.
A sus 80 años no cabe otra entretención cuando las grandes alamedas sólo se cierran para ella, en un país chato de la cabeza a los pies.
A mis 55 tampoco.
En mi bolsillo sin embargo, mi detente ante la decadencia virtual y barbarie, es un ejemplar de la Filosofía del Amor de Ortega y Gasset, aunque también podría serlo, La Busca de Pío Baroja, o un pasaje muy bien logrado de la Isabel, de cualquiera de sus libros, y los que escribe perseverante, en enero de cada año.
Le han parado el carro a estas alturas a un chinchinero, dentro de la caja idiota, que muestra a una familia unida, y que permanece unida, dándole al bombo. Acto seguido, uno de los jurados , que morirá en un set sonriendo como Tutankamón, descalifica al hijo del Dire, de unos 10 años, y de su estatura casi.
Fundamenta : “los niños deben jugar y no ser artistas a esa edad (sic)”.
¿ Cúal es la barrera?, ¿cúal es el tope?, más aún, que su vecina jurado fue lanzada al estrellato muy pequeña, y el mismo enano fue su partner o mentor, hace unos dos lustros.
¿Quo vadis?.
Por mientras en Grecia, a propósito, se queman miles de hectáreas al lado del Partenón, y de lo que me entero en un avance, que por milagro de Dios, se le ha colado a mi madre, una severa Directora de tv al mando del control remoto, como un grito desesperado del planeta ante su agonía.
Endulzo la segunda taza de té ahora, aliño para la caza del tiempo perdido, y no me queda otra, siempre fiel al aspartano, aún sabiendo los riesgos que conlleva.
El mal menor, me digo para soportar la “talentosa” tarde , y de cielos abochornados, junto a mamá.