anoche soñé contigo

sábado, 17 de julio de 2010

MI AMIGO CHARLIE BROWN Y GGM



Cuando enciendo la radio a pilas esta mañana del sábado “sándwich”, en cama todavía, el brasileño acento de “Mi amigo Charlie Brown”, me lleva a la avenida de los setenta, mientras el sol inclemente ya, trata de intrusear en la intimidad de mi cuarto de separado, y un rayo roza mi lecho.
Recuerdo, que hasta hace unos sábados, cuando se insinuaba el invierno como una prostituta, caminaba de madrugada en busca del espíritu perdido de la ciudad viñamarina, algo que todavía me desvela.
Ahora el pegajoso estribillo de Charlie, con un poquito de saudade, va desapareciendo de mis sentidos, precediendo a la voz nerviosa de una nóvel periodista, que lee noticias, redactadas por los veteranos, antes de irse de feriado, amañadas, corruptas, censuradas, y marcadas por una asepsia hipócrita en nuestra edad media de país.
Ella no quiere perder la pega, y seguirá en ésa, todo el fin de semana. Después de todo el Banco que auspicia el informativo, es propiedad del ex ministro que habla y habla en contra del nuevo régimen…
Hundo el off, y me sumerjo en el elefantástico libro del gringo Gerald Martin, “una biografía soportada” como él la llama, de Gabriel García Márquez, a punto de terminarlo, y llego a la época del”tumor-linfoma” de 2 ctms., que le extirparon en tierra “cachaca” bogotana, hace una decena de años, y en su deambular político, cuando me entristece al mismo tiempo la progresiva pérdida de su memoria maravillosa, mientras me distrae el movimiento del piso de arriba habitado por tres vecinas, hermanas y solteronas, que hacen sonar sus tacones vírgenes de baile y carrete, contando monedas que entregarán en misa al monaguillo, en los mismos instantes que Gabito le cuenta al inglés, que lo conquistó, en que se inspiró para escribir “El Amor en los tiempos del cólera”.
Me vuelo y sensibilizo con la agonía intelectual del más grande “dibujante de sueños”, cierro el libro, y me doy una vuelta en la cama para abrazar mi almohada, y darme un tiempo suplementario con Morfeo, mientras subliminalmente me adormezco con el “Charlie Brown”, que se quedó pegajoso en mi oído medio.